La diferencia entre las deudas buenas y las deudas malas

04 de julio de 2019
Hagamos Números

La diferencia entre las deudas buenas y las deudas malas

Contrario a lo que algunas personas creen, endeudarse no es malo en sí mismo. Un crédito puede ser la forma de conseguir un sueño, como casa propia o cambiar el carro, sin necesidad de esperarse hasta el final de la vida para lograrlo.

Pero también hay deudas que podrían considerarse malas, dado que atentan contra la estabilidad financiera de la persona o incluso pueden convertirse en una fuente de angustias. Vamos a ver con más detalle las características de estos tipos de endeudamiento.

Deudas buenas


  • Se utilizan para conseguir un activo que refuerza el patrimonio, como una casa. Aunque el carro se deprecia rápidamente, también se considera una deuda aceptable, siempre y cuando cumpla con otras características que vienen a continuación.

  • Implican un porcentaje razonable de los ingresos. Aunque tener casa propia es una gran inversión, puede ser una deuda contraproducente si consume la mayoría del dinero y no permite atender otras necesidades con normalidad. Los bancos suelen hacer estudios para no prestar más de cierto porcentaje (que no supera el 50% de los ingresos del cliente), pero siempre debe ser la propia persona la que esté pendiente de cuánto puede asumir.

  • Se les solicitan a entidades reguladas por la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF), como bancos públicos y privados, mutuales o cooperativas de ahorro y préstamo. Esto garantiza que las condiciones son adecuadas y que, en caso de alguna controversia o reclamo, la persona tendrá dónde acudir. Ese tipo de instituciones están obligadas a brindar información de manera transparente.

     

Deudas malas


  • Corresponden a gastos pasajeros, como la ropa. Por ejemplo, endeudarse para ir a un concierto (es muy común hacerlo a través de la tarjeta de crédito) significa pasar hasta 60 meses -cinco años- pagando una experiencia que duró solo dos horas.

  • Se les solicitan a prestamistas informales, también conocidos como “garroteros”. Aunque tengan una oficina bonita y cómoda, si no están regulados ante la SUGEF, lo más probable es que sean "garroteros". Eso se traduce en intereses muy altos y otras condiciones abusivas. Además, si algo pasa, la posibilidad de reclamar es mucho menor.

  • Consumen una parte muy alta de los ingresos de la persona. No tiene sentido ahogarse para salir a pasear en las vacaciones o para pagar la última pantalla plana. En estos casos, es mejor ahorrar durante un tiempo y hacer esos gastos de manera controlada y sin perder la estabilidad financiera.

     

En el caso de las personas que tienen un emprendimiento, una deuda buena les puede ayudar a impulsar su negocio o a crecer y consolidarse. Por ejemplo, sirve para comprar o renovar equipo y así aumentar la capacidad de producción.

Algunas veces la diferencia entre una deuda buena y una mala es muy sutil. Alguien que trabaja mucho en la calle y necesita acceso al correo electrónico posiblemente requiera un celular de alta gama, pero ese mismo teléfono podría ser un gasto innecesario para otra persona.

Le proponemos un ejercicio: haga una lista de TODAS sus deudas y, con base en lo que explica este artículo, trate de analizar cuáles son buenas y cuáles son malas. ¡Ojalá le vaya bien!

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