Señales de que está actuando como un comprador compulsivo

28 de setiembre de 2019
Hagamos Números

Señales de que está actuando como un comprador compulsivo

El peor error a la hora de hacer dieta es pasar hambre. Con el ahorro ocurre algo similar: no se trata de poner la billetera en una caja fuerte y no volver a usarla nunca más, sino de aprender a consumir de manera ordenada y según nuestras posibilidades.

 

Todas las personas tienen una relación con el dinero. Si se construye de la manera correcta, con responsabilidad, será una relación sana. Sin embargo, en algunos casos el manejo de las finanzas personales se puede convertir en fuente de problemas, sobre todo debido a la mala educación financiera o incluso por problemas emocionales (tal y como explicamos en este otro artículo). Las siguientes son señales de que está gastando el dinero de forma inadecuada.

 

  • En la casa encuentra ropa que ni recordaba haber comprado. Incluso es posible que, cuando finalmente saque la prenda de la bolsa, ya no le quede, por haber bajado o subido de peso.
  • Hay adornos de Navidad que va abriendo en junio. Cuando los vio en la tienda le parecieron “imprescindibles” para la casa, pero resulta que estuvieron engavetados seis meses sin que ni siquiera se diera cuenta. Lo mismo aplica para accesorios de cocina o cualquier otro artículo que nunca haya salido de la caja.
  • Comprar se ha vuelto una actividad angustiosa e incontrolable. Lo hace en momentos de estrés o de tensión, pues le sirve para distraerse y le genera una satisfacción muy grande que ayuda a neutralizar sentimientos negativos. Es una especie de “terapia”.
  • Miente con respecto al precio de las cosas que compra, incluso a las personas más cercanas, como la pareja. Cuando preguntan al respecto, contesta con una cifra menor o  con evasivas del tipo “nombre, si fue una ganga”.
  • Tiene sentimientos de culpa después de una sesión de shopping. En este otro artículo de Hagamos Números hablamos sobre cómo superar esa conducta.

 

Tal y como explica la psicóloga Adriana Astúa, ahorrar es aprender a controlar los impulsos. “Por lo general, las personas que gastan descontroladamente son impulsivas y no miden las consecuencias. Hemos visto casos en los que alguien no puede resistirse a la tentación de un helado, aun siendo intolerante a la lactosa, pues no piensa en lo que le va a ocurrir después de ingerirlo. Pasa lo mismo cuando se gasta más de la cuenta: la persona cree que va a llegar bien a fin de mes, pero resulta que no es así”.

 

Si se identifica con señales de ese tipo, es importante admitir que tiene un problema y que corre el riesgo de que se le genere una bola de nieve financiera que terminará por comprometer su tranquilidad y su patrimonio. Dependiendo de qué tan grave sea su conducta (es decir, si no solo está gastando lo que se gana, sino que incluso está comprando a crédito), debería buscar asesoría en finanzas para empezar a salir de esta situación.

 

Los buenos hábitos financieros permiten comprar, darse gustitos, salir a comer y hacer todo sin desequilibrar el estado de cuenta. Recuerde que ahorrar no es vivir en medio de la tacañería; es ordenarse con el uso del dinero, aprender a consumir responsablemente y evitarse dificultades innecesarias. En síntesis: vivir más tranquilo.

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