El ingeniero que debía el 100,76% de su salario

26 de setiembre de 2019
Segundas Oportunidades

El ingeniero que debía el 100,76% de su salario

Conozcamos la historia de Miguel, un claro ejemplo de que siempre es posible salir de una situación de sobreendeudamiento, sin importar qué tan grave sea.

 

Miguel es un ingeniero de profesión y 43 años de edad; posee un trabajo estable, con un buen nivel de ingresos, que le hubiera permitido una vida de ciertas comodidades junto a su familia. Sin embargo, de un momento a otro empezó a desordenarse con los gastos y pasó a comprometer todo su salario e incluso la estabilidad de su matrimonio.

 

Fueron varios años de descontrol. Llegó a tener cinco tarjetas de crédito y las utilizaba hasta llegar al límite de todas y cada una de ellas. Casado y con dos hijos, Miguel llevaba un estilo de vida financieramente insostenible: invitaba a la familia a comer fuera de casa, iban al cine, adquiría electrodomésticos…, pero todo esto sin tener el dinero suficiente para hacerlo. Las tarjetas eran el pasaporte a esa falsa holgura económica.

 

“Algunas compras las disimulaba para que mi esposa no se enterara. Por ejemplo, una vez compré un panel solar y le dije que me había costado la mitad”, explicó Miguel en entrevista con Hagamos Números. Otra vez compraron un carro nuevo. “Mi esposa me preguntó si podíamos pagarlo. Yo hice los números con tal de que las cuentas nos dieran”, relató. Hasta una maestría se pagó sin contar con los recursos suficientes. El “tarjetazo” era la solución para todo.

 

Miguel ganaba tiempo trasladando los saldos de las tarjetas a préstamos personales. De esta forma, liberaba flujo de caja (las cuotas son menores). Sin embargo, al quedar con nuevos montos disponibles en la tarjeta, seguía gastando hasta volver a agotarlos.

 

La bola de nieve finalmente le explotó el 30 de noviembre de 2015; tiene esa fecha bien presente porque fue cuando le depositaron el aguinaldo. Días antes había tratado -una vez más- de pasar saldos a un crédito personal. Sin embargo, esta vez el dictamen de la entidad financiera resultó contundente: Miguel ya no tenía ninguna capacidad de pago.

 

Entonces, tuvo que utilizar el aguinaldo íntegro para pagar cuotas de las deudas. Debía ₡14 millones en tarjetas y ₡70 millones en total (incluyendo la casa y uno de los carros). No le quedó ni un cinco para diciembre y sabía que, un mes después, tendría que correr a ver cómo pagaba las cuotas siguientes.

 

Al sentirse, finalmente, con el agua hasta el cuello, Miguel decidió buscar ayuda. La empresa en la cual trabaja lo aceptó en un programa de ayuda financiera, donde analizaron su situación y empezaron a orientarlo.

 

El primer paso fue hacer un mapa completo de las deudas que tenía. Parece mentira, pero muchas personas adquieren créditos y van pagando cuotas, mes a mes, sin tener claro qué tan endeudadas están.

 

En ese momento, Miguel descubrió que su sobreendeudamiento era del 100,76%. Es decir, utilizaba todo el salario para pagar deudas y aun así le quedaba una pequeña parte sin cubrir. Según los expertos, el endeudamiento debe consumir, como máximo, del 35% al 45% de los ingresos de una persona o de una familia.

 

El siguiente paso fue particularmente difícil: ser sincero con toda su familia. “Me senté con mi esposa, mis hijos, mis papás y mis suegros para contarles cuál era la situación real. A ninguna familia le gusta hablar de dinero”.

 

Hizo una refundición de deudas con garantía hipotecaria y, conforme le quedaba dinero disponible, fue pagando créditos, empezando por los que representaban los intereses más altos. Obviamente, tuvo que cambiar de hábitos de consumo: empezó a dejar de ir a paseos, se acabaron los regalos caros y, muy importante, canceló todas sus tarjetas de crédito y no porque este instrumento fuera malo en sí mismo, sino porque no lo sabía usar adecuadamente.

 

También vendió algunos activos que no estaba utilizando, pero que, en su momento, había comprado a crédito. Además, se deshizo de uno de los carros, pues se dio cuenta de que el bus era una buena opción.

 

Además, Miguel hizo un presupuesto, que ahora cumple al pie de la letra, involucrando a su esposa e hijos. “Pasé de no decir en mi familia ni siquiera cuánto ganaba a explicar cuántas deudas tengo y cómo pienso pagarlas”, añadió.

 

El proceso que siguió estos años ha involucrado un fuerte acompañamiento psicológico. Miguel descubrió que, en su caso, gastaba de más para mostrar poder y ganar aceptación. Ahora su nivel de endeudamiento bajó al 15% y diseñó un plan para salir por completo de deudas al finalizar el año 2023.

 

Como parte de su proceso, Miguel tomó conciencia de la necesidad de inculcar buenos hábitos financieros en sus hijos para que no reproduzcan el mismo patrón. Por eso, ya les abrió un plan de pensiones voluntario con la intención de que se vaya alimentando durante décadas.

 

Ahora gasta menos, pero vive más tranquilo. Salió del agujero, ojalá para siempre.

 

  • En la sección Segundas Oportunidades de nuestro sitio web Hagamos Números presentaremos testimonios de personas que lograron superar malos hábitos financieros

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