Estas recomendaciones le permitirán cuidar su presupuesto cuando va a llenar el carrito.
Antes de salir, haga una lista. Vaya a la cocina y revise la alacena, para saber con exactitud qué le está haciendo falta. Si va de compras sin esta lista, corre el riesgo de terminar comprando productos duplicados o de olvidar alguno que sí necesita.
Planifique los menúes de la semana, así evitará comprar de más. Y no le tenga miedo a comer los sobros del día anterior, ¿alguna vez hizo la cuenta de lo que se puede estar desperdiciando ahí?
Nunca vaya al supermercado con hambre. Está ampliamente comprobado que las personas con el estómago vacío sucumben más rápido a los antojos y son más propensas a llenar el carrito con cosas innecesarias.
Hay diferentes supermercados, por variedad y precio. Escoja el que más se acomode a sus preferencias y -muy importante- su presupuesto. No se “case” con un solo lugar.
Aproveche los días de descuento y otros beneficios; por ejemplo, hay algunos comercios que ofrecen el transporte gratis según el monto de la compra.
Dele preferencia a los alimentos crudos, por encima de las comidas ya preparadas. Saque la cuenta de cuánto le cuesta una ensalada lista, y lo que se ahorraría si la prepara usted mismo. Recuerde que a fin de mes todos estos gastos pesan.
Los supermercados grandes ofrecen muchos productos, no solo alimentos. Usted puede salir de ahí con ropa, llantas, artículos para el hogar, juguetes, etc. Lo ideal es que sepa cuánto puede gastar en cada uno de esos rubros sin salirse del presupuesto.
¿De verdad es necesario llevar agua embotellada? Calcule el ahorro que tendría si mejor rellena las botellas en el tubo.
La visita al súper es un buen momento para enseñarles a los niños educación financiera. Explíqueles la diferencia entre “quiero algo” y “necesito algo”; pídeles que le ayuden a llevar el control de lo que están gastanto, y por qué no pueden salirse de presupuesto.
Si va a comprar poco, utilice una canasta. Hay un efecto psicológico de llevar el carrito muy vacío, pues da la impresión de que casi no estamos comprando nada, y podríamos terminar llevándonos una sorpresa al pasar por la caja.
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